Película en "extremo" fascinante, de Neil Burger y muy buena actuación de Bradley Cooper que tuvo que pasar por buenas y malas experiencias, diferentes emociones, como miedo, estrés, confianza e indiferencia. Una historia original y muy inteligente debo agregar de Leslie Dixon y Alan Glynn.
La trama la supieron llevar a la pantalla, los efectos de cámara y los digitales estuvieron impecables y la audiencia se mantenía atenta a lo que estaba pasando. Manejaron muy bien la gama de colores en pantalla dependiendo si se encontraba en el estado de inteligencia mayor cuando tenía la droga en efecto eran colores cálidos o cuando no la tenía todos los colores se tornaban fríos, grises y aburridos. Esto despertó, al igual que las secuencias de acción, las emociones y la atención de aquel que se encontrara fuera de pantalla.
A todas aquellas personas que vean esta película les llegará la idea de ser más listos y desearán haber tenido esa droga en sus manos. En verdad digo que esta historia funciona -y no me cansaré de decirlo- tanto, que el espectador desea ser el protagonista al tomarse la pastilla pero ya después no tanto cuando lo comienzan a perseguir con el fin de matarlo. Chequen los efectos de cámara, el sonido, las actuaciones y por supuesto las secuencias de acción.
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